jueves, 30 de julio de 2009

Capítulo 5 La dinámica del sentir

Capítulo 5

La dinámica del sentir


Por Iván Rodrigo García Palacios

Una definición mecánica para sentir sería que es la reacción y el estado de perturbación, modificación o transformación que se producen cuando las partículas y energías de un átomo o átomos, de dos objetos, entran en contacto.
Una definición biológica sería que en los organismos vivos el sentir es la sensación.
Y, aquí, es donde se complica el problema, porque en la sensación, además de incluir los aspectos mecánicos del sentir, es necesario considerar la compleja mecánica de la materia biológica en la que el contacto de átomos y objetos desata una serie de reacciones y procesos asociados que virtualizan esa reacción y ese estado inicial para convertirlos en una reacción y estado biológicos, en la que las perturbaciones, modificaciones y transformaciones de la materia además de físicas son biológicas.
En la mecánica de las reacciones y estados físicos la materia se perturba, modifica y transforma para establecer un nuevo estado que sólo volverá a ser alterado por un nuevo contacto.
En la mecánica de las reacciones y estados biológicos la materia biológica, además de perturbarse, modificarse y transformarse para establecer un nuevo estado, se produce una reacción o un acto de respuesta de atracción o rechazo frente al contacto inicial, todo lo cual será registrado y conservado como una experiencia, experiencia que la materia biológica empleará para anticipar y perfeccionar sus reacciones y respuestas en futuros contactos con los objetos.
Esa reacción o acto de respuesta, esa atracción o rechazo, es lo que en la materia biológica se denominan sensaciones de placer o de dolor, las cuales, en la medida en que la organización de la materia se hace más compleja, se harán más discriminadas, articuladas y complejas.
En los organismos simples, las reacciones o actos de atracción y rechazo serán automáticos. En los organismos más complejos las sensaciones de placer y dolor, al ser discriminadas, provocarán reacciones, actos o respuestas, si bien, en primera instancia, a partir de reacciones automáticas, en este caso, actos reflejos, pero ponderadas de acuerdo con pasadas experiencias de contacto con los mismo u otros objetos.
Aquí es necesario considerar un nuevo factor y es que la materia orgánica posee una cualidad única: la de identificar, registrar y recordar los objetos con los que ha entrado en contacto y las sensaciones que le producen. En consecuencia, a mayor complejidad del organismo, la discriminación, identificación, registro y recordación de los objetos y de las sensaciones de placer y dolor, le permitirán organizar y articular una memoria útil a partir de la cual ponderar y diferenciar sus respuestas y actos.
Esta memoria de sensaciones se organiza y articula a partir de las cualidades de aquellas experiencias con objetos que le producen placer y dolor al organismo, a partir de las cuales pondera las cualidades, calidades e intensidad, de sus reacciones, respuestas y actos, en una gama de ponderaciones que va desde el automatismo del acto reflejo hasta la decisión deliberada.
La primera discriminación organizada y articulada de respuestas y actos reflejos o deliberados frente a las sensaciones de placer y dolor se establece por la necesidad, el gusto y el miedo y, a partir de allí, empiezan a operar las necesidades, los instintos primordiales: supervivencia, reproducción y adaptación.
Las necesidades e instintos se organizan, articulan y conservan como experiencias en la memoria biológica a partir de la ponderación que identifica, registra y discrimina, las necesidades, las emociones, las pasiones y los sentimientos, es decir, la discriminación ponderada y cada vez más compleja de las sensaciones de placer y dolor, de atracción y rechazo y, así sucesivamente, hasta el punto en que las sensaciones se identifican y registran como sensaciones naturales y culturales, es decir, que, a la atracción o rechazo automáticos de las sensaciones naturales, se le añade la atracción o rechazo intencional y voluntario de las sensaciones culturales por medio de las cuales el Homo-Humano decide si responder o no y decide actuar de manera deliberada frente a los contactos y los objetos con los que decide conectarse o no.
El instinto, de esta manera, se sitúa en el nivel de la sensación natural para la cual toda respuesta, reacción y acto, será automático, reflejo y necesario que obliga a una reacción, respuesta y acto obligatorio. A partir de allí se estará en el nivel de las sensaciones culturales, es decir, cuando las sensaciones se convierten en sensaciones que el organismo puede llegar a provocar o manejar con mayor o menor propiedad desde su origen, efectos y consecuencias y se hablará de emociones, pasiones, sentimientos, etc.

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El instinto es esa obligación ineludible de satisfacer una necesidad biológica, sólo biológica: alimentación, reproducción.
La adaptación biológica es la forma como responden los organismos por evolución natural a los cambios en las condiciones de supervivencia y reproducción. Existe otra forma de adaptación, aquella que se produce por la evolución cultural.
Por la evolución natural los organismos se adaptan lenta y aleatoriamente, es decir, son las condiciones ambientales las que obligan al organismo a adaptarse. Por la evolución cultural es el propio Homo-Humano el que de manera rápida modifica o transforma las condiciones del ambiente para adaptarlas a sus necesidades y adaptarse a sus condiciones.
¿Cómo se manifiestan y resuelven los instintos en la mujer y en el hombre?
Si bien mujeres y hombres responden a los mismos instintos: alimentarse y reproducirse, la naturaleza de los instintos es propia y diferente para cada sexo, como dicen ahora los estudiosos, los instintos también son sexo-diferentes.
Sin entrar en polémica con el instinto de alimentarse que parece ser el mismo para los organismos de cada sexo, si se le examina bien, este instinto también funciona de manera propia y diferente para cada sexo.
Por su parte, la naturaleza del instinto de reproducción si es más propia y diferenciable para mujeres y hombres. Sobre ese tema se puede encontrar todo tipo de información.

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En ese contexto se hace necesario entonces empezar por describir las funciones y consecuencias de los instintos en la evolución y desarrollo de los Homo-Humanos.
La cualidad primordial de los organismos es sentir y actuar frente a las dos reacciones primordiales de los organismos: placer y dolor, atracción y rechazo, en las cuales se originan las acciones, se desarrolla el gusto y el disgusto y, de ahí, se derivan el deseo y las emociones; deseo y emociones que provocan y discriminan acciones de atracción o rechazo.
La discriminación entre atracción y rechazo generan la intención y la voluntad y estas la conciencia: se ha generado la mente y con todo ello, se ha iniciado la evolución cultural.

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La acción es el acto primordial de la conciencia, es la respuesta necesaria y obligatoria al sentir.
En la actividad ingeniosa (Grassi), se desarrollan la imaginación y la razón que inventan el lenguaje cultural, a partir, también, del lenguaje natural. En el lenguaje se origina y desarrolla la mente.
Y, a partir de allí, los desarrollos de la cultura serán aquello que extraña al Homo-Humano de la Naturaleza.

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Si bien
 
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